
Desde el sur de Chile hasta las islas de Japón y las costas de Nueva Zelanda, un semicírculo de volcanes y fallas tectónicas dibuja una huella de furia y creación en el mapa global. Con más de 40 000 kilómetros de longitud, este litoral geológico se erige como la zona de mayor convulsión sísmica y volcánica del planeta, un territorio en constante movimiento donde placas oceánicas se hunden bajo otras y liberan su furia en formas de terremotos y erupciones.