Triple crimen en Florencio Varela: la declaración que quebró el silencio y reconstruyó la trama criminal

La declaración y los hechos narrados por González Guerrero:

Celeste Gonzáles Guerrero relató que dos días antes del hecho Tony Janzen Valverde Victoriano, apodado “Pequeño J”, pidió usar la casa de Villa Vatteone para “hacer una fiesta”; el viernes 19 llegó una Chevrolet Tracker blanca con las tres jóvenes que descendieron sonrientes, acompañadas por tres hombres, entre ellos Víctor Sotacuro “Duro” y un tercero que portaba una pistola Glock.

González Guerrero señaló que al recibir a los visitantes le entregaron 1.000 dólares y que poco antes había visto en su vivienda a Matías Ozorio y a otros dos hombres cavando un pozo en el jardín, tarea que, según dijo, efectuaron escuchando música a alto volumen hasta que apagaron los parlantes al arribar las víctimas.

Cómo habría sido la secuencia de los asesinatos:

Según su relato, su pareja Miguel Ángel Villanueva Silva le contó que Brenda fue asesinada primero, luego Morena y por último Lara; describió métodos de extrema violencia: uso de un destornillador y un vidrio, remate con un fierro, asfixia y aplastamiento con la pierna para acelerar la muerte, además de mutilaciones y heridas punzocortantes en varias de las víctimas.

González Guerrero también declaró que uno de los homicidios fue descrito por su pareja como un intento de impedir la fuga de una víctima y que, ante la continuidad de la resistencia, se recurrió a herramientas contundentes para rematarla.

Móvil y dinámica criminal según la detenida:

La imputada sostuvo que el móvil fue una venganza por el robo de 30 kilos de cocaína al apodado “Duro”, identificado en la investigación como Víctor Sotacuro Lázaro, y que dos de las víctimas habrían estado vinculadas al faltante del cargamento, mientras que la menor, Lara, probablemente no estaba implicada en el hurto.

González Guerrero afirmó que, según conversaciones internas, “Pequeño J” recibió órdenes de superiores y que “alguien” habría pagado hasta un millón de dólares por la ejecución del triple crimen, una cifra que aparece repetida en distintos relatos y que la detenida atribuyó a terceros no individualizados en la escucha judicial.

Roles, jerarquías y vinculaciones narco:

En su ampliación, la mujer reconfiguró la jerarquía de la organización: ubicó a Sotacuro como jefe por encima de “Pequeño J” y señaló que Matías Ozorio fue quien cavó la fosa; mencionó que su pareja y ella vendían cocaína para la banda y que Ozorio proveía la mercadería, detallando un operativo de venta diario con entre 100 y 120 envoltorios.

La declaración permitió a la fiscalía identificar vínculos con domicilios en la Ciudad de Buenos Aires donde, según la imputada, se guardaba la droga antes de su traslado y comercialización desde su casa en Florencio Varela.

Evidencias, relatos sobre transmisión y ocultamiento de pruebas:

González Guerrero relató que parte de la escena habría sido transmitida por videollamada a superiores de la organización y que tras los asesinatos se intentó borrar rastros: la camioneta en la cual llegaron las víctimas fue incendiada y se compraron bidones de nafta y elementos de limpieza para limpiar el lugar, además de utilizar guantes de látex para no dejar huellas físicas.

Estado de la investigación y detenciones internacionales:

Con la confesión como pieza clave, la causa avanzó hacia la imputación y detención de varios sospechosos. “Pequeño J” fue detenido en Perú y quedó a disposición de la justicia para procesos de extradición, mientras que Sotacuro fue ubicado y detenido cerca de pasos fronterizos, elementos que los fiscales consideran decisivos para cerrar líneas de investigación y elevar la causa a juicio.

Autopsias, crueldad de la escena y consecuencias judiciales:

Las autopsias confirmaron signos de tortura, mutilaciones y violencia extrema en los cuerpos de Brenda, Morena y Lara; los peritajes forenses y las declaraciones reunidas por la fiscalía sustentan la calificación de los hechos como homicidios agravados con intervención de una organización criminal, lo que eleva las penas previstas y obliga a una instrucción compleja para acopiar pruebas documentales, testimoniales y técnicas de enlace internacional.

Próximos pasos procesales y expectativas:

La fiscalía continuará las diligencias para formalizar pedidos de extradición, tomar nuevas declaraciones a detenidos y testigos, corroborar las imputaciones mediante peritajes telefónicos y contables, y evaluar la existencia de financiamiento externo que habría pagado la ejecución; la causa avanza con la posibilidad de elevarse a juicio en los próximos meses una vez consolidadas las pruebas y concretadas las extradiciones.